Siempre. Nunca. ¡Avanza!


Siempre nos hablan de que debemos aprender a sentir, o retirarnos a tiempo, a soltar aquello que ya no nos complementa, todo esto con total dignidad. Pero ¿cómo saber si lo estamos haciendo? ¿o si, verdaderamente, debemos esperar un poco más? No es tarea fácil y es que nos caracterizamos por saber dar millones de consejos a toda persona que nos rodea y a la hora de la verdad no quedamos bloqueados ante esa misma situación, sin saber cómo actuar o qué hacer. Paralizamos nuestra vida, aunque seguimos sintiendo, posiblemente, más que nunca.

Somos seres que creen, que confían, a los que las ganas de dar segundas oportunidades, terceras e incluso cuartas nos ganan. Creemos en que las personas pueden cambiar, ponemos todas nuestras ilusiones y esperanzas en ellos, sin darnos cuenta de que, eso, es lo que nosotros queremos y que, en ningún momento, nos hemos parado a pensar en lo que quería el otro para nosotros o para sí mismos.
Jamás me ha gustado lo de ser egoísta, siempre he pensado en dar, más que en recibir. Sin embargo, la vida te presenta ciertas montañas en las que llegar a la cima se te complica más de lo que tenías pensado y que para ello debes quitarte peso de encima. 

Todo lo que pese más que llene es, totalmente, banal e innecesario. Antes que novios, familiares, amigos, conocidos, somos personas. Debemos comenzar a pensar más en nuestro bien y menos en lo que para los demás lo es. Lo cual no implica arrasar y hacer daño a todo lo que se ponga en tu camino, porque no podemos olvidar que lo que nos rodean son personas, completamente iguales a nosotros, con sus manías, sus imperfecciones, sus problemas, sus vivencias, pero personas, al fin y al cabo.

Nunca, posiblemente, sepamos cuando es el mejor momento para nada, las cosas tienen su momento, aunque no seamos conscientes de ello y, mientras vivamos nuestra vida, qué más da el cuándo, cómo o el con quién, lo verdaderamente importar, será seguir hacia adelante.





(Los Castillos, Gran Canaria, 2017)


Comentarios

Entradas populares de este blog

Siento que siento, una y mil veces.