¿Qué camino debo seguir?

Todos, alguna vez, en algún momento de nuestra vida nos hemos hecho una pregunta que no sabíamos responder, o de la que, simplemente, no queríamos ver la respuesta, porque la supimos desde el primer segundo que pasó por nuestra mente.
Doy por hecho que cada uno tiene su pregunta particular, pero también supongo que muchos nos hemos llegado a preguntar “¿Qué camino debo seguir?”. Seguramente esta se haya repetido en numerosas ocasiones y muy distantes las unas de las otras y no, no me refiero a tiempo, si no a situaciones.
No importa para qué haya sido, porque el camino sigue siendo el mismo. Hay que confiar en uno mismo, siempre, somos la única persona que sabemos que no nos va a fallar, nunca. El camino seguirá siendo solo un camino más de nuestra vida, pero si sentimos que es el correcto no debemos ponernos limitaciones. Nada de muros, corazas, armaduras con la excusa de ser protección.
Podemos probar un camino tantas veces como se necesite, podemos mirarlo de cerca, con total atención, hasta que consigamos llegar al momento de quitarnos la venda de los ojos. Y es que si lo primero que pasó por nuestra cabeza al formular esa pregunta fue “Para”, bajo ningún concepto se debe seguir hacia adelante, aunque creamos que es lo que queremos, es evidente que no es así.
No es fácil elegir el camino que nos lleva a la realidad, pero si lo es ver en cual se haya lo que importa. Pues en uno siempre estará el corazón y en el otro no. Uno nos hará crecer, cada vez más fuertes, y el otro nos debilitará, nos estancará.
Pero finalmente, la decisión de a qué respuesta escuchar seguirá siendo nuestra.

(Amsterdam, 2016)


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